domingo, agosto 27, 2006

Duarte, la Duarte y un Duarte

Duarte... Calle... Duarte un peso devaluado y reliquia... Duarte un nombre que aprender para el proximo examen...

Duarte el desterrado... Duarte el humillado... Duarte el pensador que nadie piensa... Duarte el hombre creador de un mito llamado Republica.. que poco a poco se diluye en land o territorio, (please in english... you know for the picture and the visa...)

Duarte... con Paris... la calle del carro publico que lleva al barrio hasta que un dia, "coño!, me jarte de eta vaina y cogi mi motete y me largue... Ahora estoy en Paris, sin Duarte, sin barrio... sin patria... y al final que me importa, Duarte y su foto, el peso y la avenida y los 8 millones de respirantes locos por saltar la verja...

Claro hasta el mismimiso Duarte como llego en la misma yola que mi hermano a Puerto Rico, a lavar platos, a mandar dolares, a comer food fast (que para los fast food no le da tiempo)... sin calle, sin peso, sin fotos, sin estatus, sin trinitarias... Con sueños jodidamente rotos... ese mismo, el Duarte, la Duarte y un Duarte...

2 comentarios:

dirat dijo...

nice posts. tremendamente pesimista.

Anónimo dijo...

Es una pena que por falta de recursos económicos, una persona olvide al máximo libertador de su pueblo; a quien tuvo la determinación y la mente preclara de crear una nueva nación y de exaltar la dignidad de sus compatriotas.

Muy lamentable y triste es ver que en la República Dominicana muchos monumentos en honor a aquellas almas valientes -como la de Duarte- están hoy sucios y llenos de desperdecicios. Y ahora me hago estas razonables preguntas: ¿es correcto honrar sólo a nuestros Héroes cuando tenemos la barriga llena? ¿dejamos de ser dominicanos al pasar vicisitud?

Juan Pablo Duarte es más que una sucia moneda; ennegrecida por el avaro y miserable manoseo; él es icono de una patria, la síntesis genuina de la honestidad y del valor de todos dominicanos.

¿Qué pensaría Duarte de Usted? Lo más problable es que le asqueara esa actitud suya de grotesto y renegado apátrida; de insolente ignominioso, porque fue él mismo quien dijo: "vivir sin patria, es vivir sin honor".

Usted -como se cuenta el relato bíblico- ha cambiado su identidad, lo que es verdaramente, por un plato de lentejas. ¿Qué pasará cuando Usted se haya saciado? ¿Qué le quedará cuando haya llenado su bolsillo de dinero?

La respuesta es sencilla: tendrá dinero pero habrá perdido su dignidad: lo que Usted es en esencia. Y cuando le preguntan qué es usted: no tendrá nada que mostrar; ni himno que cantar; ni bandera que ondear; sólo una absurda cuenta bancaria, seguramente con un saldo negativo. Tendrá algo pero no será nadie -pues no es lo mismo "ser" que "tener"-únicamente podrá agachar la cabeza, cual alimaña insignificante y temerosa.

Según la Doctrina de la Iglesia católica, el no venerar nuestra patria es un pecado venial... que en casos extremos y deshonrosos, llega convertirse en un pecado mortal. Pero siendo o no creyentes, lo suyo es intrínsecamente perverso, fuera de lugar siendo Ud. un quisqueyano.

Los cobardes como usted, las personas de tan baja condición moral, son las que han hecho de Domninicana el país que es hoy en día: un nido de ratas ladronas que, por dinero y política, sacrifican a su propio pueblo y lo entregan a su suerte; liebres depravadas que prefieren una buena cuenta bancaria, a tener un pueblo feliz que honra lo suyo. ¿Dónde quedó la decencia, dónde el 14 de junio o el 24 de abril, dónde los mártires de la 40?

Me da vergüenza tener que corregir a un compratiota mío -siendo yo también emigrante en España y sabiendo lo que es eso-, per haacen falta hombres con entrañas y con personalidad: más Camaños, más Américos Lugo, más Amados Guerrero. ¡Cojones, hacen falta!

Admiro, finalmente, la paciencia y la entrega de esos hombres y mujeres que luchan con esperanza en nuestra tierra-¡que no se mueven del frente!-, y cada mañana, muy temprano, cogen un carro para trabajar en la Duarte con París; y que cada 27 de febrero dan el debido tributo a aquéllos soñadores que un día hicieron real nuestra nación y nuestro ser: la República Dominicana.

Sólo me queda decirle aquéllo que tan sabiamente expresó Pitágoras: "cuando tu patria sea injusta, cual una madrastra, adopta para con ella el partido del silencio", pues no es madrastra sino madre.